Un retrato del Eugenio más desconocido.
Eugenio llenaba escenarios con su presencia y su particular sentido del humor. Siempre impasible, vestido de negro, escondido detrás de unas grandes gafas oscuras y el humo de su eterno cigarro, ha dejado una huella muy importante en varias generaciones que aún se ríen y explican sus chistes. A partir de los años ochenta y hasta mediados de los noventa, estuvo presente en todos los hogares del país a través de la televisión e hizo giras por toda España y parte de Latinoamérica. Pero el éxito profesional escondía lo que pasaba lejos de los focos, en la intimidad. Personaje polifacético, Eugenio también fue joyero, cantante, empresario, pintor, actor e incluso aficionado al esoterismo. Su vida estuvo marcada por un gran amor —su primera esposa, Conchita Alcaide— que lo convirtió en artista. La muerte prematura de Conchita fue el punto de inflexión que marcaría su vida para siempre. Por un lado, coincidió con el inicio de su éxito; por el otro, se apoderó de él una tristeza infinita que lo llevaría a un pozo de oscuridad.