Un viaje fascinante por la vida de un artista irreverente y carismático, reconocido por transformar el espacio público con instalaciones monumentales.
“Mi arte es político. ¿Has oído hablar del Guernica?”, así se presenta Dani Karavan ante la cámara. Y, transcurridos unos minutos de esta conversación inicial, Karavan nos regala una primera muestra de su mal genio. A punto de cumplir 90 años, y famoso en todo el mundo por transformar el espacio público con instalaciones monumentales, el artista israelí se enfada al ver la dejadez de las instituciones por mantener su legado artístico en buen estado.
Karavan es un gruñón carismático, pero sus lamentos no son solo entrañables sino legítimos. Si dedicamos recursos para cuidar los parques y los jardines de nuestro entorno, ¿cómo podemos dejar que el paso del tiempo deteriore esculturas o monumentos creados para armonizar las relaciones humanas en el espacio público?
Un viaje emotivo y sin filtros por la larga trayectoria de un artista universal que ve cómo su cuerpo se va debilitando mientras lucha por seguir creando con la pasión del primer día. Un retrato cargado de sentido del humor, sobre un creador con una sensibilidad única para dotar de vida propia los espacios urbanos y naturales donde trabaja. El monumento de homenaje al filósofo Walter Benjamin en Portbou habla por sí solo y permite captar la sencillez del arte de Karavan en toda su magnitud.