Judía y abogada, Lea Tsemel es un terremoto de la abogacía en Israel. Especializada en la defensa de prisioneros políticos palestinos.
Traidora, abogada del diablo... A la letrada judía Lea Tsemel la han llamado de todas las formas posibles. Está especializada en la defensa de prisioneros políticos palestinos y no tiene pelos en la lengua con sus compañeros de profesión. Acepta los retos más difíciles, como el de representar a acusados palestinos que han cometido, presuntamente, delitos de terrorismo o crímenes contra ciudadanos israelíes, bajo la convicción de que la represión que sufre Palestina justifica su lucha por la liberación de su tierra.
Un seguimiento exhaustivo durante la preparación de las defensas de dos casos concretos, –el de Ahmad, un niño de 13 años acusado de participar en un apuñalamiento de un chico israelí y el de Israa Jaabis, acusada por los oficiales israelíes de un intento frustrado de atentado suicida–, nos acerca a la inclasificable y excepcional personalidad de la protagonista. Defensora de los derechos humanos y con una energía inagotable, lleva más de cinco décadas denunciando el estado de ocupación y represión que sufren los palestinos y, a la vez, intentando hacer entender a la opinión pública que el gobierno de Israel es responsable de esta violencia.
La historia de un terremoto en el gremio de la abogacía en Israel, desde donde Lea Tsemel nos envía un ruego y un mensaje poderoso: “Deberéis intentar comprenderme porque soy el futuro”.