Jóvenes reporteros birmanos luchan para informar desde un país tan aislado como el suyo, pese al riesgo de tortura y cadena perpetua al que se exponen.
Jóvenes reporteros birmanos luchan para informar desde un país tan aislado como el suyo, pese al riesgo de tortura y cadena perpetua al que se exponen. Armados con sus pequeñas cámaras, viven la esencia del periodismo e insisten en mantener el flujo de noticias. El material periodístico se convierte en material de contrabando que retorna a Birmania vía satélite, a través de los medios de comunicación internacionales. Una visión única del periodismo de alto riesgo y de disidencia en un estado policial y, al mismo tiempo, un documento íntegro sobre los históricos y dramáticos hechos de septiembre de 2007, cuando los monjes budistas se enfrontaron al régimen.