A los seis años, Ignacio dijo a sus padres: “Soy una niña, me llamo Violeta".
Una producción valiente y necesaria sobre transexualidad en la infancia y pre-adolescencia que nos enseña que la diversidad, como dice Nacho Vidal, alimenta el mundo. A los seis años, Ignacio dijo a sus padres “Soy una niña, me llamo Violeta". Después del choque inicial, los padres de Violeta deciden acompañarla en el largo y difícil camino que la llevará, algún día, a convertirse en mujer. Violeta, como muchos otros niños y niñas transgénero, se topa con muchos desafíos médicos y legales. Aunque la percepción social de las personas transgénero en España avanza poco a poco hacia una visión más abierta y tolerante, a menudo, el proceso está lejos de ser fácil y todavía queda mucho camino por recorrer.