Junio de 1941, en el marco de la Operación Barbarroja, el ejército alemán invade la Unión Soviética y Italia envía sus primeros soldados al frente de Ucrania.
Junio de 1941, en el marco de la Operación Barbarroja, el ejército alemán invade la Unión Soviética y un mes después, Italia envía sus primeros soldados al frente de Ucrania. Un soldado italiano, hijo de madre rusa, es llamado al frente del Este.
Como conoce y habla su lengua materna, el ruso, es uno de los pocos soldados italianos que puede comunicarse con los prisioneros enemigos y la población local. Imágenes de archivo poéticas nos acercan a cómo debía de ser el largo camino a bordo de un ferrocarril y el olor de la guerra parece traspasar la pantalla. Desde las vistas que ofrecen las ventanas del tren, poco a poco, nos vamos adentrando en tierras desconocidas, donde los soldados esperan con resignación un destino incierto. Mientras tanto, los recuerdos y los traumas de la guerra de cinco años atrás en Etiopia lo persiguen. Atormentado por las imágenes y los horrores de la guerra, los fantasmas de una tierra hostil lo sacuden profundamente y queda claro que el que se había vendido como una victoria acabará siendo una mera ilusión. En el gélido invierno ucraniano, cada vez se oyen más historias de soldados que se han sumado a los partisanos soviéticos. La idea de la deserción se hace más presente. Setenta años más tarde, los mismos escenarios donde tuvieron lugar estos enfrentamientos, la guerra, la destrucción y la muerte siguen estando presentes.